La duración de la terapia es difícil de determinar. Siempre habrá que ver cuáles son las necesidades del/la paciente y su nivel de cambio. Por lo general, es el paciente mismo quien determina que “ya se encuentra mejor” o que observa “que ya empieza a poder gestionar solo/a su vida diaria”. El/la analista determinará entonces si ya está preparado para ir terminando su terapia. 

Hay que remarcar que, la terapia psicoanalítica trata los problemas de raíz y para que el cambio se realice, hay que contar con el compromiso del/la paciente hacia su cambio. 

Para ello, hay que pensar, principalmente, que hay que establecer una responsabilidad con el cambio y darle tiempo a que este se produzca.

Requiere, por tanto, de un esfuerzo inicial, esfuerzo que seguro compensará, con unos resultados estables y duraderos.

Una vez terminado la terapia, se puede acudir a consulta para tratar temas puntuales que hayan podido surgir en el transcurso del tiempo post-terapia, aunque, mayoritariamente, lo que suele suceder, es que los/las pacientes acuden cada medio año o incluso una vez al año, para poder revisar cómo está su estado de ánimo y para ver si hay algún aspecto puntual de su vida que quieren revisar.